En un noviembre lleno de solidaridad y fe, el Municipio de Cabo Rojo se unió a la noble causa de March of Dimes, organización que desde 1938 dedica su misión a proteger la vida de los bebés prematuros y apoyar a sus familias. La actividad, celebrada en el municipio de Caguas, reunió a pueblos de toda la isla en un esfuerzo común por sembrar esperanza.
Este año, Cabo Rojo se destacó entre los municipios participantes gracias al compromiso de su gente y al liderazgo del equipo de Servicios al Ciudadano, dirigido por Marta Ruiz Franco, junto a todo el personal municipal. Con entusiasmo y trabajo en equipo, lograron recaudar $1,000 dólares mediante la venta de estampillas solidarias, cifra que permitió que Cabo Rojo alcanzara, junto a Adjuntas, Caguas y Cayey, la Medalla Círculo de Campeones.
Sin embargo, más allá de los números, la verdadera recompensa fue emocional. Como parte de la campaña, los participantes crearon un hermoso “Mural de Esperanza”, donde se mostraron los rostros de niños prematuros que hoy son símbolo de vida y fortaleza. Ese mural se convirtió en un espacio de reflexión y amor, recordando la importancia de cada aportación para que March of Dimes continúe su misión de prevenir defectos congénitos, nacimientos prematuros y mortalidad infantil.
El alcalde Jorge Morales Wiscovitch reafirmó su compromiso con este tipo de iniciativas, reconociendo públicamente el valor de quienes hacen posible que Cabo Rojo se distinga por su humanidad. En un momento especialmente conmovedor, el primer ejecutivo entregó una proclama de reconocimiento al joven caborrojeño Giovanni Ramírez Bonilla, cuya historia inspiró la campaña de este año.
Giovanni, ejemplo de superación y resiliencia, recibió la distinción en medio de aplausos y emociones encontradas. “Ninguna condición física debe limitar la aspiración más alta de vivir plenamente y hacer lo que uno ama”, expresó el alcalde durante la ceremonia.
Su madre, Jazmín Bonilla, visiblemente emocionada, agradeció el respaldo recibido durante las etapas más difíciles. “Nuestra fe fue el motor que nos sostuvo”, compartió con voz entrecortada, evocando los momentos en que la esperanza fue su mayor refugio.
Giovanni, sorprendido por el cariño de su pueblo, también tuvo palabras de gratitud: “Agradezco esta oportunidad y a todos los que me han acompañado. Dios siempre ha estado conmigo”.
El evento culminó con un cálido compartir entre los presentes, dejando en el aire la certeza de que cuando un pueblo se une por la vida, los milagros se hacen visibles.
Cabo Rojo, una vez más, demostró que su grandeza no solo se mide en logros, sino en corazones dispuestos a ayudar.





